Diagnóstico equivocado, “medicación” inapropiada.
Bajo el título de “Crisis alimentaria rural no es un problema aislado,
afecta a todos” un medio escrito nacional hace referencia a la crisis
alimentaria que afecta el sector rural en Paraguay. En su parte final se lee…”La
gravedad del problema merece soluciones urgentes, estructurales y de largo
plazo que son posibles en Paraguay. No hay excusas posibles” (sic).
En efecto, para confirmar la preocupación del editorial de referencia, observamos que dos indicadores de inseguridad alimentaria deben llamarnos a reflexión y sobre todo a la acción.
|
Periodo |
Inseguridad Moderada o Grave |
Inseguridad Grave |
|
2019–2021 |
25,3 % |
5,6 % |
|
2020–2022 |
25,9 % |
6,1 % |
|
Diferencia |
+0,6 pp |
+0,5 pp |
Fuente: INE/FAO Escala de Medición de la Seguridad
Alimentaria (FIES, siglas en inglés)
Interpretación: Los índices observados sugieren un leve aumento en las dificultades de acceso a la alimentación en algunos hogares.
Absolutamente de acuerdo en que hay un problema y que todos debemos abocarnos en las soluciones.
Sin embargo, cualquier respuesta centrada solo en los efectos observados y no en sus causas, nos conducirá a repetir los mismos errores y vicios del pasado, como aquel análisis simplista que relaciona y reduce todo tipo de problema a “la falta de recursos presupuestarios”.
En efecto, una síntesis de programas de cooperación de fuentes internacionales en apoyo al desarrollo agrario en los últimos 20 años, refiere una cifra cercana a los 350 millones de dólares destinados a agricultura familiar/comunidades indígenas y su inclusión productiva, sin contar grandes obras generales o proyectos puramente sociales, ni las partidas presupuestarias identificadas como Rubro 800 (transferencias a organizaciones privadas sin fines de lucro) y las inversiones habilitantes como rutas, energía, sistemas de agua potable, viviendas, educación, etc. Es problema de recursos? NO.
Hay factores no reportados por los sistemas estadísticos y que guardan relación con CAUSAS restrictivas del desarrollo como la calidad y eficacia de los programas y presupuestos públicos, los roles institucionales y la carencia de sistemas de información que sirvan para la toma de decisiones.
Ninguna actividad económica; productiva, comercial, industrial o de servicios tiene garantizada su rentabilidad desde el momento que ella se da en el ámbito de un mercado tan cambiante, con precios volátiles y con variables no manejables por el hombre, como factores climáticos asociados a sequías, exceso de lluvias, estrés animal calórico, etc.
En este ámbito, el valor de un bien o servicio es el resultado de la relación estrecha entre oferta y demanda…el precio.
Desde otra perspectiva se reclama un “precio justo”, aquel que busca un equilibrio entre la necesidad del consumidor y la justa remuneración del productor. Qué es justo para el consumidor que puede decidir comprar algo o no, en arreglo a la necesidad, calidad y precio del bien. Sin embargo, el productor debe enfrentar la estacionalidad y perecibilidad de su trabajo, además de competir con productos sustitutos o preferencia por bienes importados con mejores condiciones de competitividad. Esa es una realidad.
La única manera de competir en este escenario es incrementando productividad, siendo eficientes en el manejo de los recursos (tierra, agua, suelo, trabajo) adaptándose a escenarios de resiliencia, conociendo los mercados (consumidores, gustos, hábitos alimentarios) sin perder de vista la seguridad alimentaria y la calidad de vida rural.
Amartya Sen, economista, ganador del Nóbel de economía en 1998, un año después publicó su obra más influyente, “Desarrollo y Libertad” donde expone su enfoque de las CAPACIDADES, argumentando que el desarrollo debe enfocarse en la expansión de las libertades y oportunidades reales de las personas para lograr sus objetivos vitales.
Entonces, cuál es el camino? Crear CAPACIDAD en el individuo para que este aproveche las OPORTUNIDADES del entorno
Hagamos una relación de “mercado” del individuo, donde sus necesidades o limitaciones sean las DEMANDAS y lo qué el necesita o busca sean las OFERTAS.
El cuadro que exponemos a continuación nos refiere de la ENORME BRECHA existente entre lo que se NECESITA vs lo que se DISPONE.
|
CAN
2022 – Fincas con tierras 291.497 |
OBSERVACIONES |
||
|
Con título definitivo |
148.587 |
51% |
8.051.606 hectáreas
sin títulos |
|
Con asistencia técnica |
44.279 |
15,1% |
Solo 41% es asistencia técnica pública |
|
Con acceso al crédito |
43.489 |
14,9% |
Solo 43% es prestada por una oficina pública |
|
230.652 fincas son
menores a 50 hectáreas[1] |
150.410 (61,4%) de estos
propietarios, cuando máximo tienen 6 años de estudios |
||
Fuente:
Censo Agropecuario Nacional 2022 – MAG
Las 3 primeras variables son condicionantes directas en la producción competitiva, sus derechos de propiedad, la asistencia técnica y el acceso al crédito. Y la última variable, años de estudio del productor de la AGRICULTURA FAMILIAR CAMPESINA es la más crítica, pues un poco más del 61% apenas tiene 6 años de estudios (Educación Escolar Básica).
En el supuesto que por “arte de magia” se mejoren los índices de titulación, asistencia técnica y oferta de créditos accesibles al productor, podrá este administrar de manera eficaz sus créditos, entender y aplicar una instrucción técnica recibida por una aplicativo en el teléfono, acceder e interpretar informaciones de mercados y precios?
En ese necesario análisis CAUSAL (entendida como los factores estructurales que restringen o limitan las condiciones de desarrollo) no solamente la mejora en la gestión institucional sectorial, la pertinencia y efectividad de sus programas, el desarrollo y formación de sus cuadros técnicos, debe ser abordada, sino además, es inexcusable que el sistema educativo nacional marque presencia en los territorios rurales y alinee su contenido curricular con el entorno y la dinámica territorial, habida cuenta la heterogeneidad geográfica donde un joven secundario de Itapúa podrá tener una vocación y expectativa muy diferente al del chaco central o del Alto Paraguay.
Para que la URGENCIA de una solución no nos lleve de nuevo a improvisar estrategias, se deben actuar sobre las verdaderas CAUSAS como las mencionadas anteriormente. Algunos dirán, pero eso llevará su tiempo y proceso, lo cual es correcto, pero mientras se resuelven las contingencias y adoptan medidas paliativas, subsidiarias y emergentes, solo por un tiempo, se debe trabajar en lo IMPORTANTE y ESTRATÉGICO.
Nos permitimos sugerir algunas Estrategias para dinamizar la economía agropecuaria en Paraguay:
- Créditos rurales con
tasas atractivas.
- Figuras de
fideicomiso con fondos estatales para cadenas específicas.
- Fondos rotatorios administrados por cooperativas o asociaciones campesinas.
2. Asistencia técnica y capacitación para la eficiencia productiva
- Escuelas de campo
para productores (metodología FAO)[2].
- Capacitación en
prácticas sostenibles (rotación de cultivos, siembra directa, silvopastoreo,
conservación de suelos).
- Programas de transferencia tecnológica en genética animal, manejo de pasturas y agricultura climáticamente inteligente.
3. Fortalecimiento de cadenas de valor locales
- Apoyo a asociaciones
formales de productores y su transición a modelos cooperativos.
- Facilitar
infraestructura de acopio, frío y transporte.
- Promover la transformación primaria (quesos artesanales, chacinados, frutas procesadas).
4. Acceso a mercados y comercialización
- Plataformas
digitales de acceso a precios y comercio local/regional.
- Ferias campesinas en
ciudades y circuitos turísticos de consumo artesanal.
- Sellos de producción sostenible.
5. Infraestructura rural básica
- Caminos de todo
tiempo, electrificación y conectividad rural.
- Acceso a agua potable y sistemas de riego comunitarios.
6. Eficiencia en la gestión institucional sectorial
- Fuerte apuesta por
la formación de cuadros técnicos
- Acción institucional
basada en evidencias y aprovechamiento de potencialidades
- Sistema de
información agro rural para toma de decisiones
- Profunda
reestructuración del sistema agrario nacional.
[1]
Agricultura Familiar Campesina (CAF), definida como la actividad productiva
rural que utiliza principalmente la fuerza de trabajo familiar, con producción
para autoconsumo y renta, en una finca que no contrata personal asalariado de
forma regular.
[2] Las
Escuelas de Campo para Agricultores (ECA), metodología FAO de capacitación
participativa que se basa en el aprendizaje práctico, donde los agricultores
aprenden haciendo y resolviendo problemas directamente en sus parcelas de
cultivo

No hay comentarios:
Publicar un comentario