EL NEGOCIO DEL “AMBIENTALISMO” Y EL PROTECCIONISMO PRODUCTIVO O
LA
NECESIDAD HUMANA POR ACCEDER A ALIMENTOS
Hugo Jiménez De Recalde (Asesor de la APPEC - CEA – UGP)
José Graziano da Silva, en el 2001, coordinó la elaboración del programa Hambre Cero, uno de los principales programas propuestos por la entonces campaña a la Presidencia de Luiz Inácio “Lula” da Silva y, cuando a finales del 2002 Lula da Silva es electo presidente, Graziano formó parte del gabinete como Ministro Extraordinario de Seguridad Alimentaria, donde aplicó el programa Fome Zero, que sacó a 28 millones de personas de la línea de pobreza nacional durante los 8 años del gobierno de Lula y contribuyó a reducir la desnutrición en un 25%.
En el año 2012, siendo Director general de la FAO, señaló que “para satisfacer la demanda de alimentos de la población mundial para el año 2050 se requerirá un aumento del 60 % en la producción alimenticia, lo que significaría un incremento productivo en el orden de mil millones de toneladas de granos (67% más de maíz, 42% de arroz, 38% de trigo, 55 % de soja) y un incremental del 40% en el consumo de agua. En paralelo, para 2030 se estimaba un aumento de 60% del consumo global de proteína animal”.
Mencionaba además que, “Alrededor de 500 millones de las 570 millones de explotaciones agrícolas mundiales están a cargo de familias. Ellas son las principales cuidadoras de nuestros recursos naturales. Como sector, suponen el mayor empleador del mundo, suministran más del 80 % de los alimentos del mundo en términos de valor, son a menudo los principales productores de alimentos frescos y prosperan con la producción lechera, de aves de corral y ganado porcino”.
La misma FAO estima que en el mundo existen tierras que pueden habilitarse para el desarrollo de actividades agropecuarias que satisfagan esas demandas alimentarias, conforme se observa en la imagen siguiente.
Millones de hectáreas
En el reporte FAO 2011,
el estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentación y
la agricultura se indica que “Todavía hay tierra agrícola potencial que aún
no se ha utilizado. En la actualidad, 1500 millones de has de tierra se
utilizan para tierras de labranza y cultivos permanentes, lo que representa
aproximadamente el 11 por ciento de la superficie del mundo.
Una nueva evaluación realizada por la FAO y por el Instituto Internacional de Análisis Aplicado de Sistemas (IIAAS) sugiere que, comparados los suelos, terrenos y climas con las necesidades de los cultivos principales, otros 2800 millones de has son hasta cierto punto idóneas para la producción de secano. Esto representa casi el doble de lo que se cultiva actualmente”.
https://www.fao.org/3/y3557s/y3557s08.htm
El siguiente cuadro nos permite observar la distribución de tierras a nivel global y sus usos, de manera a contrastar los cultivos desarrollados, los asentamientos humanos y el potencial de sus recursos naturales.
Si comparásemos América Latina con Europa Occidental y Central (ver resaltados) surge evidente la proporción de uso actual y los niveles de población.
Cómo se explica que el continente que tiene menos del 10% de la población global, que sin llegar al 15% de aprovechamiento de sus recursos naturales, produce alimentos para más del 60% de la población mundial, este queriendo ser “tutelado” por el “mundo desarrollado” que hoy ya no tiene mucho margen de maniobra agrícola por haber llegado al 30% de explotación de sus tierras y al que le queda poca superficie idónea para su expansión, esté erigiéndose en árbitro agropecuario al querer establecer a otros nuevos modos productivos bajo el pretexto ambiental?
Sin embargo, celebramos que algunos actores influyentes como el Director General de la FAO, Sr. QU Dongyu, en un discurso preparado para el diálogo de alto nivel de la COP 26, subrayó que “aumentar la productividad del sector agroalimentario para satisfacer las nuevas demandas de una población en crecimiento y detener la deforestación no son objetivos mutuamente excluyentes” y hace unos pocos días, Giorgia Meloni, actual presidenta del Consejo de Ministros de Italia, en su exposición en la COP 28 señaló “toda transformación para mejorar el medioambiente es buena, siempre que lleve como bandera el respeto a los seres humanos que son siempre la máxima prioridad”.
En conclusión, si existe necesidad de ALIMENTOS, por el que se está en condiciones de pagar (DEMANDA) y otros han demostrado ser eficientes de manera sostenible para OFERTAR esos bienes esenciales para la humanidad, por qué la GEOPOLÍTICA del poder productivo no se empieza a reorientar hacia ambos actores a través de acuerdos directos, sin intermediarios y menos aún, sin ARBITROS?
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